jueves, 19 de marzo de 2015

Fuck Up

- Me gustan estos días, nublados, cerrados.
- Eso dice todo el mundo... me parece una pose.
- Sí, tienes razón. Quería decir, que me gusta hoy, este día, esta tarde, porque no tengo que ir a ningún sitio, porque ya he terminado mi ridícula "jornada" laboral, y puedo dar rienda suelta a mi imaginación, hablar contigo, darte el follón
- Pues no te voy a dejar. Me voy a adelantar. Ayer fui a ver una obra de teatro. Trataba sobre cuatro chicas, en una cinta, andando... durante tres mil kilómetros.
- Suena... ¿divertido?
- Me recordó a mis padres, tan absortos, viendo telebasura...
- Tus padres, que son inteligentes... triste eso.
- Mucho. Últimamente siento que estoy despertando, que me consumo y nazco de nuevo. Estar activa me mantiene alerta, mental y físicamente. Estoy retomando lecturas gracias a tener que enseñar historia a mis alumnos. Libros que me llevan acompañando tantos años, y no les presté la atención suficiente. Es como si, después de tantos años de haber terminado mi carrera, me llamara Hannah Arendt, Dostoiesvki, hasta Bakunin.
- Hoy he hablado con mi padre, precisamente, del socialismo, del anarquismo, de la educación. Hemos acabado discutiendo, claro.
- Puede que él, aun con toda su sensiblidad, no entienda que ve el fallo en el lugar equivocado
- Al menos, me escucha. Pero tú me hablabas de tres mil kilómetros. ¿Qué pasó en la obra?
- Pues... que me hizo pensar. Más allá del mensaje en sí, más allá de que somos víctimas y verdugos de una sociedad de consumo (humano, de emociones, también) sin límites. Una de las chicas se libra, consigue salir, leyendo un libro. Se quita el disfraz, y escapa. No creo que sea tan fácil. Pero a mí me sirve. Me he dado cuenta de lo pequeño que a veces siento, imagino, y me creo que es mi universo. Clases, alumnos, batalla diaria, ilusiones, sí; utopismo, también... pero con cierta dosis de autoengaño. Y, emocionalmente, decepción tras decepción. Música en el coche, aprovechar para hablar sola en él, contestar a todas las preguntas que normalmente no me atrevo a responder... y frustración. Y mi vida podría ser mucho más, más de todo, y menos de lo demás. Cada vez me siento más en casa, en cualquier parte. No necesito una mano, una concreta, que me de sentido, que me apoye, en quien confíe.
- ¿Hablar sola en el coche?
- Sí...
- Eres divertida...
- Absurda, más bien.  Llevo tanto tiempo sin escribir, que me oculto bajo hipotéticas conversaciones para expresarme.
- Es rara esta metaconversación
- Cállate
- No quiero
 - ...

Absurda, lo que yo decía


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