jueves, 27 de diciembre de 2012

La Sonrisa de Karenin

Tolstoi decía: "Todas las familias felices se parecen, pero las desgraciadas lo son cada una a su manera". Yo en cambio pienso que es justo al revés.

Tal vez Tolstoi pensó de verdad que esta frase podría dar consuelo a los más desgraciados, a los Nadie que se agolpan en sus casas, con sus trabajos, con sus mentiras, y los gritos nefastos, por, al menos, sentirse únicos, originales, incomprendidos, y diferentes.
Pero yo creo que Todas las familias desgraciadas se parecen, pero las felices lo son cada una a su manera. Y es que todos rendimos culto al miedo, y nos codeamos con la batalla y la tensión diarias. Ya decía Galeano, que los derechos humanos  tendrían que empezar por casa.
En cambio, nadie sabe ser feliz. Pero, cuando uno realmente desea serlo, inventa, crea y descubre mil maneras de llegar a ese tesoro escondido.

(La tuya, tiene una casa de árbol, con ardillas. Tu felicidad es color celeste, llena de tragedias que se acaban, de juegos de guerra en la selva, y canciones compuestas por ti)


(Fuentes: Ana Karenina, La insoportable levedad del ser de Milan Kundera, la elegancia del Erizo de Muriel Barbery, extracto de Mujeres de Eduardo Galeano, No me acostumbro de El último de la fila, algunas canciones de Templeton)

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